Mirlado, proceso de embalsamar guanche
Las momias guanches, como la mayoría de la gente las conoce, están envueltas (y perdón por el retruécano) en el misterio y la contradicción. Varios historiadores han tratado de indagar en los orígenes pero al comparar sus notas, surgen contradicciones por todas partes (tanto en cuanto al proceso como a los motivos). Hoy vamos a conocer un poco mas sobre estos «xaxos» (como denominaban los guanches a sus difuntos embalsamados y que significa enjuto o desecado). También hay que aclarar que la palabra Guanche define a los antiguos pobladores de Tenerife, aunque en la actualidad se usa para los antiguos habitantes de todas las islas (forma de la que será usada en éste artículo).
La palabra momia proviene de Mumia, término persa que se usa para referirse a la brea o al betún, sustancia que se usaba en el proceso de embalsamado. La actual definición (castellana) de momia es: Cadáver humano o animal, que por acción natural o mediante u proceso de embalsamamiento, se ha conservado de la putrefacción mucho tiempo tras la muerte. En Canarias no se usaba esta sustancia en el proceso, así que lo mas correcto sería usar el término xaxo.
A día de hoy se conserva bastante poca información acerca de los detalles del Mirlado (proceso de embalsamamiento guanche), la mayoría nos vienen de la mano de cronistas e historiadores (aunque difieren en algunos detalles) y por otra parte, lo poco que nos ha llegado por medio de la tradición oral.
Una de las primeras referencias escritas nos llega de mano de fray Alonso de Espinosa (siglo XVI), que nos describe como tras ser eviscerado y lavado, al difunto se le introducía en la boca un preparado a base de corteza de pino, mantequilla, polvos de brezo y una serie de plantas aromáticas. Se le secaba al sol durante 5 días y finalmente, era envuelto en pieles y cosido con cuero. Unos 40 años mas tarde, fray Juan Abreu Galindo nos relata lo mismo, pero en este caso al muerto se le lavaba 2 veces diarias (con agua fría) y posteriormente se le ungía con la mezcla de hierbas.
También se podía efectuar el desecado poniendo el cuerpo sobre arena caliente o introduciéndolo en un hueco, previamente preparado con brasas, arena y piedra pómez. Pasados 15 días, el Xaxo quedaba completamente seco y como dijera Thomas Nichols: ligero como un pergamino.
Estudios e investigaciones posteriores han revelado que este proceso se usaba en Canarias al menos desde el siglo III, que no se practicaba en todas las islas (aunque alcanzaron su mayor sofisticación en Tenerife y Gran Canaria) y que era exclusivo de las clases dirigentes o pudientes, siendo mas elaborada y cuidadosa a mayor rango del difunto. Este proceso podía durar 15 días para el Mencey, 10 para los nobles y 5 para aquellos de clase baja que pudieran permitírselo.
¿Quién se encargaba de esta tarea? Aunque esta práctica se atribuyó en principio a sacerdotes (respetados por la comunidad), la tradición oral nos habla, por otra parte, de personas apartadas de la sociedad (por su contacto con los cadáveres), que vivían lejos de los poblados y no formaban lazos afectivos con los demás: los iboibos (despreciado o abandonado). Vestidos con largas pieles y el rostro pintado de blanco, se encargaban de todos los preparativos sin dirigir la palabra a nadie.
Una vez terminado el mirlado (que se hacía durante el velatorio), se encargaban de depositar el xaxo en una cueva (preferentemente apartada del asentamiento) sobre un lecho de madera y ramas, después sellaban la entrada con piedras para protegerla del clima y los animales. En el sudario (envoltorio de pieles) se hacía una marca. El mismo símbolo que se le pintaba al envoltorio del difunto, se pintaba en una pequeña bandera que se entregaba a sus familiares, con objeto de que pudieran reconocerlo en el futuro.
Tristemente, debido a la falta de mayor documentación y a la pérdida de la mayor parte del saber popular durante la conquista de las islas (debido al uso de la tradición oral como medio de transmisión), no podremos estar seguros acerca de los detalles concretos del proceso, ni saber si estos conocimientos fueron transmitidos o se descubrieron a base de probar y probar.
Cierto es que la momificación es un método muy extendido por el norte de África pero no exclusivo, de hecho, las momias de Chinchorro tienen entre 5000 y 7000 años de antigüedad.
Foto 1 Vía: Elpo
Foto 2 Vía: Wikimedia

Conéctate